viernes, 9 de octubre de 2009

Crónica de un Espejo

Yacía acostado boca abajo sobre su cama. Inmóvil. Quieto. Su triste mirada, esa que mostraba siempre dibujada en su rostro, no la podía ver desde donde estaba ubicado. Me había dejado en uno de los rincones, frente a su ventana. El silencio cortaba el aire ese atardecer, y yo, en silencio, lo contemplaba. Era un objeto más que se confundía con otros tantos dentro de ese desorden, y nadie venía ya a visitarlo. Era evidente, él hacía mucho tiempo que no estaba en su lugar, estaba corrido, fuera de eje, y la inercia de ese movimiento había generado una onda expansiva a su alrededor, torciéndolo todo.
Durante años habló frente a mí, me contó cosas que con el sólo hecho de reproducirlas me conducirían hacia la más severa locura. Se miró en mí, buscó hasta el agotamiento eso que no tenía, que creía tener. Gesticulaba, abría su boca, mostraba sus dientes, se acomodaba el cabello, se ponía de perfil, observaba su nariz, sus ojos, su frente, su cuello y, cuando al fin conseguía convencerse de que en esa imagen no estaba yo sino él, cuando lograba alienarse en eso que le devolvía, salía a la calle a mentir sin miedos, a simular lo feliz y lo afortunado que era.
¿Cómo no me di cuenta? Me lo había dicho tantas veces ¿No lo había escuchado o no lo había querido escuchar? No lo sé, pero lo hizo, y sin que nadie pudiera estar ahí para impedirlo. Se las había ingeniado tan bien. Sin dudas, era la obra de arte más fabulosa que había visto, era algo sublime! Luchó toda su miserable vida para dejar de ser un artista mediocre y, vaya a saber uno si con intención o sin ella, quizás sin proponérselo, pasó a la inmortalidad.
Tantas veces le había devuelto su escalofriante imagen, había puesto en sus ojos algo parecido a lo que los demás podían llegar a ver y, a pesar de ello, nunca me destruyó. Tal vez por él tabú de los 7 años de mala suerte, no lo sé, pero me merecía ser desparramado por toda la pieza, había sido muy malo con él. Me burlé, me reí y, produciendo un acto altruista de sinceridad extrema, tengo que admitir que lo disfruté. Nunca esperé nada bueno, nada fantástico ni maravilloso que pudiera venir de su creación. Verlo sufrir frente a mí era mi diversión, mi trabajo, mi función, pero sabía, ahora si, que no merecía conservar mi integridad. Me había ganado, había demostrado de todo lo que era capaz en solo unos segundos.
Fue la muerte más hermosa que alguien pudo haber escenificado. Se había volado la cabeza de una manera tan perfecta, tan original, con una pasión tan extraordinaria y un dejo de placer en sus imprecisos movimientos de agonía, que ese sentimiento de aberración que produce el suicidio se hacía reversible, convirtiéndose en belleza pura, en una sensación casi orgásmica, haciendo que nada más importe.
Me dejó boquiabierto. Después de tamaño espectáculo, para terminar, dejó una pintura tiesa, pulcra e impoluta que, a medida que pasaban los días, entre la podredumbre de su inmundo cadáver y el aroma putrefacto de su descomposición, generaba una escalofriante verdad, algo casi de orden divino, como una especie de revelación de algo que se mantuvo oculto hasta ese momento. Me hizo dudar, entonces. Él, muerto sobre su cama, reflejaba esa imagen tan perfecta de la desquicia humana, mostraba sin distorsión esa falta de sustantividad, esa locura arrebatadora que produce la descarga sobre sí mismo de una ira tan profunda y radical acumulada; que me sentí insultado. Él era el verdadero espejo, aquel que logró devolver esa imagen que nadie quiere ver: había reflejado a la mismísima muerte en vida.
Se había coronado. Lo logró, y de la manera más absoluta. Tuvo que resignar su vida para conseguirlo, pero al fin y al cabo todos tenemos que renunciar a algo para obtener lo que deseamos. Yo sólo era un espejo en ese entonces, y debí abandonar esa manera vulgar de reflejar imágenes, tuve que dejar de mostrar banalidades, para sentarme a escribir, para poder contar una historia, y así mostrar esas cosas que un simple espejo no puede reflejar.

14 comentarios:

Deyvid dijo...

Muy bueno señor Fer!
Me gusto especialmente este pasaje:"Él, muerto sobre su cama, reflejaba esa imagen tan perfecta de la desquicia humana, mostraba sin distorsión esa falta de sustantividad, esa locura arrebatadora que produce la descarga sobre sí mismo de una ira tan profunda y radical acumulada; que me sentí insultado. Él era el verdadero espejo, aquel que logró devolver esa imagen que nadie quiere ver: había reflejado a la mismísima muerte en vida."

Atrapante pasaje desde la mundana reproduccion visual, al relato de la asquerosa verdad puesta al limite de un acto presentificado.
¿Que sera de ese espejo, ahora que vio tanta verdad en su superficie?
¿Saldra a caminar por las calles, queriendo otra vez reproducir lo que vio?¿Queriendo ser eso que vio?
¿Que estatuto tendra eso que quiere dejar de ser espejo, y salir a la vida de los deseos presentificados?
¿Podremos dejar de ser espejos, alguna vez?

María dijo...

Eso si que es darlo todo por el arte. Todos necesitamos un punto de inflexión en nuestras vidas para dejar de ser espejo y convertirnos en personas... creo yo

DOC RUDOLPH dijo...

Somos espejos. Algunos reflejan banalidades, otros quizás cosas un poco más interesantes, pero está puesta en juego la idea misma de que reflejamos constantemente lo que somos, lo que podemos hacer de nosotros mismos y lo que hicieron con nosotros alguna vez. Como lo diría el Gran Lacan, somos lo que significa un significante para otro significante, en fin: somos el reflejo y la representación de "algo otro".
Gracias por leerme, colegas.

FER!

Na dijo...

Me encantó fer... te sigo desde siempre, y sin dudas es uno de los mejores escritos para mi gusto!
Seguí así!!

eva lluvia dijo...

genial crónica, fer!

es cierto que todos somos espejos...

besos!

Marti D. dijo...

me encanto como quedo!

y me alegro mas que algo asi haya salido de una idea tan simple...

DOC RUDOLPH dijo...

Sin Dudas, martis... este cuento es tuyo! La materia prima... la idea, es una "Tuyki-idea"!!!

Gracias amiga... te quiero.

Se viene el proximo... con otra "Tuyki-idea"! jejeje

Besote.

Vergónides de Coock dijo...

No sé que decirte, no me ha dejado mucho tu post. Suerte.

AAN dijo...

Espejos y renuncias. Lágrimas y cristales rotos.

Aan

Nicolás dijo...

Cuantas veces mi reflejo vivió la vida que yo quería sin atreverme a buscarla, cuántas veces se jugó la vida por mí mientras yo dormía, mientras me refugiaba fuera del alcance de todos...

Abrazo.

Diario de un PEaton dijo...

esta BIEN.
BUENA cronica,pibe....
sigue escribendo.

DOC RUDOLPH dijo...

Gracias, Hermanita! Sos mi seguidora Número uno... lo sé. Te quiero. Me gusta que te guste lo que hago.

Ella dijo...

Que fuerte tu texto. Lo que no queremos ver lo mostraste perfecto. Gracias.

Eva Wendel dijo...

Mirá vos, encontré un escritor !! jeje... muy bueno che esto que hiciste. Bueno, me recordó mucho a un cuento maravilloso de Poe, sentí sus resonancias... "William Willson", si no lo leiste, hacelo!!! te va a encantar! Bueno, yo también soy escritora, o al menos hace tiempo que trato de nacer en el fuego de la letra... en mi blog hay algo, lo que pasa que soy muy inconstante! te invito a pasar, iré colgando de a poco... Saluditos, me alegro por encontrar gente de la misma calaña!! jajaja abrazo