Morir lentamente en tus brazos
bailando abrazados aquella canción.
Quemándome se marca en mi pecho,
a fuego, el contorno de mi corazón.
Quiero regalarte mis labios
en sábanas sucias, con olor a piel.
Encontrarte a mi lado dormida,
como esta poesía sobre este papel.
Pon tu boca sobre la mía
y deja que mi lengua te hable de amor.
Contenta, la rosa que engalana
viste de fiesta, con su mejor color.
Y las vírgenes se suicidan.
Celosas, lloran, no lo pueden creer.
Tristes, no entienden como es posible
tanta belleza en una sola mujer.
A kilómetros de distancia,
escribo, mis letras solo hablan de vos.
Y espero con ansias el momento
en que volvamos a estar juntos los dos.
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