jueves, 28 de agosto de 2008

EL JUEGO (Un ensayo sobre la existencia de la amistad entre géneros)

Pasaron días ya de esa una reunión con amigos, nos preguntamos sobre la amistad entre géneros. Fue raro ¡Claro!.

Siempre empezamos hablando de eso, aunque la charla nos llevó hacia otros temas, me pregunto si será casualidad: campo, política, televisión, anécdotas, facultad… todo para volver, para volver otra vez… otra vez… es entonces cuando, de repente me di cuenta de que estaba, estaba allí, en el mismo lugar de siempre: con ellos y ellas.

Enfrentados en igual proporción, si, digo bien, enfrentados, cada uno dio su opinión, era lo que correspondía ¿no?... bueno, no se, en realidad recuerdo solo algunos ejemplos, experiencias, hasta filosofía y como si fuera poco, psicología.

No faltaron chistes y posturas políticas, morales, pero no pudieron concluir… Yo… yo me quede pensando… y luego paso la media noche…

¡Tengo que intentar un alivio de tensiones sobre las posturas!. ¡Si! Lo voy a intentar, bueno, en realidad no se… bueno quizá si, no se, no digo que lo logre.

En momentos como este, se me viene a la cabeza: “voy a partir de supuestos que me permitan empezar y me ayuden a seguir en la intelección, no quiere decir que se trate de verdades, simplemente son puntos de apoyo, ¿será casualidad?, No tengo ningún problema en cambiarlos si se llega a demostrar su falsedad en el futuro … creo estar enloqueciendo…

El problema viene por otro lado. Creer que el hombre y la mujer son iguales es un error…. ¡Si tienen diferencias físicas!, ni hablar de hormonales, morales, sociales y psicológicas, ¡maldición!.

A ver si empiezo a ordenar mis pensamientos, mejor voy por algo de tomar.

1- Ella viene y me dice: “…es un amigo…”. ¿Por quien me esta tomando?, si lo traduzco y decodifico, !yo se muy bien que significa!. Si lo tomamos independientemente del tono de voz es: no me tocó nunca… ni lo va a hacer en su vida… ¡yo se muy bien!.

2- Cuando él vino y me presenta a esa, lo hizo diciendo: es una amiga…. Eso, traducido y decodificado, significa: …nunca pasó nada entre nosotros…por ahora, así que ni se te ocurra tocarla… es mía…

¿Sé entiende? Cuando ella me consideró un amigo, ya estuve a la altura de su hermano, su tío, o su primo feo. ¡Me dio el carnet!, si claro, yo soy de su Club de amigos, seguramente allí encontrarás a otros.

Y el, es mi amiga dijo, yo se muy bien, él dijo otra cosa aunque estaba diciendo eso, ¡lo sé!

¡Mi cabeza!, Voy por un trago… pero antes, voy sintetizar de una vez, lo voy a explicar: Cuando decimos lo que decimos, por más que digamos lo mismo, estamos diciendo otra cosa. Sí, es una cuestión fisiológica y hormonal… ¡lo sé! Después de todo los ciclos de ellas le alteran la cabeza, es así ¡ lo sé !, la experiencia me demuestra que es así.

Como prueba de ello voy a eliminar malos entendidos:

A- Cuando un hombre empieza una relación, ¿Qué es lo que más detesta, aparte de los hermanos de ella? Sus amigos varones. Con las amigas mujeres es distinto, porque la cosa es mas sencilla, simplemente, si te adoran, tu novia te elevará a un grado de “semi-dios”, pero si te detestan, fuiste. Sencillamente, date por muerto. Pero uno detesta a los amigos varones de “su chica”, pero no por ella, el problema son ellos. Seguramente la chica les contará sus problemas, hablará de vos con ellos, pedirá consejos, las intenciones de parte de la muchacha no serán más que eso. Ellos, sin embargo, tendrán otra misión: harán lo imposible para demostrarle a ella lo idiota que es el pibe con el que está saliendo. Es así.

B- En cambio, cuando una mujer empieza una relación, lo que más detesta aparte de sus amigos varones, son sus amigas mujeres. Pero en este caso, el problema no son ellas, sino “él”. Sabe que esas amigas son sus anteriores intentos, fallidos, “de hecho”. Nunca pasó nada con ellas, pero bastaría que alguna ceda en sus limites para que él caiga. Él sigue esperando “el momento”.

Nos diferencia, entonces, justamente la diferencia. ¿Lo ven?. No es que la amistad entre el hombre y la mujer no existe, sino que significan cosas distintas para ambos.

Quizás vuelva sobre esta reflexión mas adelante, o quizá no, no se, estoy cansado, mejor será dejar la labor para las generaciones futuras, quizá no, mejor me voy a dormir.

(un texto de Fernando García, modificaciones por Fernando Peralta).

miércoles, 27 de agosto de 2008

TRADICIÓN - TRAICIÓN

La tristeza había invadido su vida. Había invadido su cuerpo, sus manos, sus ojos, sus pensamientos. Estaba iracundo y triste. Muy triste.

No había plan. No había ni plan ni estrategia. Lo habían dejado solo. Y lo peor era que él lo sabía.

Dios había muerto una vez mas.

Siempre se había creído fuerte, omnipotente, todo poderoso, algo así como un SUPER HOMBRE. Ahora sabía que no era así. Nunca lo fue. Se descubrió débil, frágil, completamente vulnerable. Estaba corrompido.

Los últimos movimientos de su juego fueron fallidos. Su rey se encontraba en “jaque”. Acorralado..

No quería irse. No quería quedarse. En realidad no podía, le habían soltado la mano. El río se lo estaba llevando y nadar era inútil. No había orillas y no podía hacer pie. Solo debía esperar. Había comenzado el principio de su fin.

La traición era demasiado pesada para soportarla una segunda vez. La primera logró superarla. Comenzó desde cero otro juego, otras fichas, otro tiempo. Esta vez, alerta. No podía equivocarse otra vez. Pudo armarse de a poco y conquistar nuevos sitios. Lugares que jamás había pensado. Pero el hecho llegó nuevamente. Era como parte de una tradición. Todo se volvía a repetir. La traición había llegado otra vez, y ahora parecía llevárselo todo. Se quedaba sin fuerzas. Estaba decepcionado. Ella lo había traicionado de nuevo. La tradición.

Pensaba, pensaba y pensaba “¿Por qué?”… pero no había respuestas, solo preguntas. Tal vez tenía que acostumbrarse que así iba a ser siempre y que por más que arme un nuevo juego en otro lado, la traición iba a volver.

No quería eso. Había muchas cosas que no sabía, pero si de algo estaba seguro era de que no podía vivir sabiendo que le iban a escupir la espalda de nuevo.

Pensaba muchas cosas, pero no las podía decir. También había otras que no podía decir por el hecho de que no las podía pensar. Se había agrietado y nada lograba poner en ese lugar, en ese hueco. No se podía discutir si era verdad o era mentira, el hueco estaba, era real, pero el lo borraba. Lo negaba. Por eso nada iba a ese sitio. No había parche posible.

Estaba quebrado. Parecía calmo, pero desesperaba por dentro. No había duelo. No había nada. En el fondo, una parte de él, había aceptado con total resignación armar las bases para una nueva partida. Así pasaba los días, armando y desarmando ideas, y cada vez se convencía más de que el futuro era una nueva traición. Ya no corría con la suerte de aquella primera vez. Era distinto.

Sin puertos, ahora, donde amarrar su bote, miró el cielo, encendió un cigarrillo y mientras esperaba que pase la tormenta de la traición, esa tradición que lo marcaba, se puso a escribir.